Vittoria pasea por paisajes soleados, todo está bien. Mientras absorbe el sol y vive, se curva sobre sí misma, ella es toda su voz.
Vittoria está completamente habitada por su voz y ésta ocupa todo su cuerpo y respira por su piel, es una voz de escultura de mármol que le encanta habitar el cuerpo de Vittoria.
Disfruta salir a tomar sol desde su garganta, contornearse en melodías sinuosas, tupidas, y vibrar desde la planta de los pies hasta los recovecos más acústicos del esqueleto.
Es una voz con una buena vida, plenamente encarnada, terrenal. Da vueltas sinuosas como un gato que se despereza y gira hasta encontrar su lugar. El placer guía el aire, y puede cantar desgarradoras arias y conmoverse con amores rotos porque está anclada en el presente donde todo está bien. Puede jugar cualquier drama porque está enraizada al mundo, con la liviandad propia de las plantas y de los seres no migratorios.
Queda en los espacios resonando como un perfume incisivo, que sin pedir permiso, se fue contigo y nunca supiste cuándo sucedió, y te acompaña hasta que en algún momento por voluntad propia te suelta.
